miércoles, 13 de mayo de 2009

EL HUMANISMO

Su slogan fue “el hombre es la necesidad de todas la cosas” imitando a los antiguos sofistas griegos. El Humanismo inculcó una posición cambiante o transformadora del hombre en su medio social; su objetivo principal fue: “resolver con hechos prácticos los problemas que conciernen a la humanidad”. Apareció como una oposición abierta a la Escolástica medieval, atacó las ideas filosóficas, ideológicas, políticas y social que imperaron en la Edad Media, sustituyéndolas por una concepción más humana del mundo. Este movimiento trajo como resultado un gran desarrollo de las ciencias, el arte, la literatura, la cultura, la política, etc.

El Humanismo desplaza a Dios como centro de preocupaciones de los intereses humanos, a la vez que el hombre ya va tomando el puesto que le corresponde dentro de la escala jerárquica de los seres espirituales y materiales. Existe un desplazamiento de notable consideración en cualquier actividad humana que se contemple. Si echamos una ojeada en el plano político, veremos que de una política basada fundamentalmente en poderes que derivan de Dios como se pensaba en el Edad Media se pasa a la política del principio, tal como es definida por Maquiavelo: “el poder es el único fin del principio, y todos los medios que pueda utilizar para acrecentarlo y conservarlo son válidos”. La intervención de la divinidad, en los asuntos terrenos, deja de estar presente en los asuntos terrenos, dejando el paso a la actividad humana.

En la Edad Moderna la ciencia ocupa un lugar preponderante en la vida del hombre, y se puede considerar que la ciencia es uno de los grandes factores que determinan los cambios que se producirían a partir de ese momento. Pues los datos que sobre el mundo saca la ciencia serán sometidos a un severo análisis y recogidos, asimilados además por la actividad de los hombres.

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